La promesa de la informática cuantitativa es alentadora. Tareas que han llevado cientos o miles de años con los ordenadores tradicionales podrán llevarse a cabo en cuestión de días o incluso de horas.
Pero existe un viejo adagio según el cual cada solución lleva en sí misma los gérmenes del problema siguiente. Esto es cierto en el mundo postantiguo. Todas las herramientas de encriptación e identificación que se utilizan actualmente para proteger los datos y la identidad serán fáciles de piratear en el futuro.
Sin embargo, esto no tiene por qué ocurrir si los gobiernos, las industrias y las organizaciones empiezan a prepararse ya para un entorno postantigua.